miércoles, 15 de agosto de 2012

A continuación presentaré un pequeño texto de Juan José Arreola titulado El sapo.



EL SAPO

Salta de vez en cuando, sólo para comprobar su radical estático. El salto tiene algo de latido: viéndolo bien, el sapo es todo corazón.
             Prensado en un bloque de lodo frío, el sapo se sumerge en el invierno como una lamentable crisálida. Se despierta en primavera, consciente de que ninguna metamorfosis se ha operado en él. Es más sapo que nunca, en su profunda desecación. Aguarda en silencio las primeras lluvias.
             Y un buen día de la tierra blanda, pesado de humedad, enchido de savia rencorosa, como un corazón tirado al suelo. En su actitud de esfinge hay una secreta proposición de canje, y la fealdad del sapo aparece ante nosotros con una abrumadora cualidad de espejo.




Ahora analizaré este fragmento en cuanto a la Semiótica:

-En este caso el signo es el sapo, que tiene como significado el transcurso de su vida, en el fragmento el autor nos describe las etapas por las que pasó el sapo y sus características. El sentido es cómo pasa de una etapa a otra, como cambia su vida de estar invernando a la muerte.


-La materialidad, en el caso del sapo, es un texto, por lo que es visual, se puede ver, también es auditivo porque se puede escuchar el relato.
-La forma, es la relación que existe con otros signos, con otros relatos, por ejemplo el texto de la vida de un reptil, una serpiente su medio ambiente, su comportamiento, su vida, cómo actúa para poder sobrevivir y tener un pulso constante, es decir tener vida.
-La sustancia es el corazón, que lo hace permanecer vivo, es lo que lo hace ser.








No hay comentarios:

Publicar un comentario